Los cambios de tiempo, de horario, las alergias primaverales… todo esto afecta a los bebés, que pueden sentirse en primavera más cansados, irritables, nerviosos, de mal humor… Descubre cómo afecta la primavera a tu bebé y cómo hacer frente a esos cambios.
¿Por qué la primavera afecta a los bebés?
La primavera es sinónimo de días más largos, más sol y mejor tiempo, lo que nos permite hacer más actividades al aire libre y sentirnos más felices y alegres. Sin embargo, también es sinónimo de cambios de horarios, alergias y otros cambios estacionales que pueden afectar al ánimo de los bebés.
Con la llegada de esta estación se produce la astenia primaveral, una sensación de debilidad y falta de vitalidad generalizada, tanto física como intelectual, que se produce a causa de las subidas de las temperaturas y de la presión atmosférica, los cambios de horario y la modificación de las rutinas. Todo esto puede causar en los bebés una serie de síntomas como cansancio, irritabilidad, nerviosismo, problemas para dormir, mal humor, inapetencia… Pero tranquilos, en la mayoría de los bebés estos síntomas duran solo unos pocos días.
Sin embargo, también hay niños que se muestran más activos y alterados de lo normal, fruto igualmente del cansancio provocado por el cambio de estación. Como si estuviera pasado de rosca. Pero también es algo que se pasa en unos días.
Asimismo, en la primavera aparece en muchas personas otro problema: las alergias. Son cada vez más las personas que padecen alergia al polen o alergia primaveral, llamada así porque es en esta época cuando florecen la mayoría de las plantas, cuyo polen causa rinitis alérgica a muchas personas con síntomas como congestión nasal, estornudos, picor de ojos, etc.
La piel del bebé también sufre los cambios estacionales y en primavera es más habitual que aparezcan problemas cutáneos como dermatitis atópica o megaloeritema (erupción rojiza en las mejillas del bebé).
Consejos para evitar estos problemas primaverales
- Para contrarrestar los efectos de la astenia primaveral, procura mantener las rutinas y los horarios de tu bebé, pero adaptándolos gradualmente al nuevo horario. En primavera se cambia al horario de verano y se adelanta el reloj una hora, por lo que a las 2 de la madrugada se pasa a las 3 de la madrugada. Eso significa que en los días previos debes ir retrasando gradualmente sus horarios de comida y sueño para que se vayan adaptando al nuevo horario y note menos el cambio cuando este se produzca.
- Intenta que tu hijo duerma y descanse lo más posible para que se vaya adaptando a la nueva estación.
- Hidrata su piel a diario para evitar las irritaciones cutáneas. Presta especial atención a la zona del pañal ya que es muy sensible y proclive a irritaciones debido al contacto con la orina y las heces.
- En los días de más polen, evita estar mucho tiempo al aire libre en las horas centrales del día y tender la ropa fuera. Al viajar en coche y transporte id siempre con las ventanillas subidas y filtro anti polen. Lleva encima su medicación para la alergia. Si vais a hacer actividades al aire libre lo más recomendable es mirar los niveles de polución y polen en el ambiente.
- El sol de primavera también es dañino para la piel, por lo que debes empezar a usar un protector solar si pasáis mucho tiempo al aire libre. Evita el sol directo en menores de 6 meses.
- El aumento de las temperaturas y las actividades al aire libre aumentan el riesgo de deshidratación en los más pequeños, por lo que debes ofrecerle agua más a menudo o, si sigue solo con lactancia, ofrecerle el pecho o el biberón más a menudo para calmar su sed.
- En cuanto a la dieta, en bebés que ya toman alimentos conviene siempre adaptar la dieta a los alimentos de temporada, como los guisantes, los espárragos o los puerros. Las frutas de temporada como las fresas, cerezas o ciruelas son también muy convenientes en esta estación.
- La ropa también debe adaptarse a las nuevas temperaturas y a los cambios habituales de la primavera, estación en la que puede hacer frío por la mañana y mucho calor a mediodía, sin contar con las lluvias propias de esta época. Por eso, se aconseja vestir al bebé con capas para ponerle o quitarle alguna prenda según haga más o menos frío. Elige siempre tejidos naturales y transpirables como el algodón y ropa cómoda.
Fuentes:
SEICAP (Asociación Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica)