La media de horas de sueño de un bebé es de 18 horas, pero su ciclo no es igual que el nuestro. Por lo general, no duermen toda la noche, sino que es por el día cuando más lo hacen; por la noche, se despiertan como mecanismo de supervivencia. Se trata de un estado natural y común, pero, a veces, desemboca en problemas o trastornos de sueño.

Entre los primeros tres y seis meses de vida, es importante que establezcamos una rutina de sueño. Sin embargo, en ocasiones, los malos hábitos pueden dar lugar a un trastorno del sueño infantil. La razón reside en que se han acostumbrado, por ejemplo, a dormir acompañados, lo que imposibilita que luego sean capaces de hacerlo solos.

Hoy os hablamos de los trastornos más comunes en el sueño de los bebés. No se trata de ninguna “enfermedad”, sino de una situación que podemos corregir poco a poco. ¡Tomad nota!

Sonambulismo

Es un trastorno del sueño muy común, especialmente en niños que ya están escolarizados. Por lo general, este problema desaparece a medida que crecen, por lo que no es necesario que el peque se someta a ningún “tratamiento”.

Insomnio

Se trata del trastorno del sueño más común de los niños. El insomnio consiste en dificultad a la hora de conciliar el sueño. No se trata de un hecho aislado, sino de una situación que se mantiene a lo largo del tiempo, normalmente, durante un mes como mínimo. Podemos encontrar dos tipos de insomnio:

  • A lo largo del día, el niño realiza una serie de acciones que dificultan el sueño por la noche. Entre éstas, destacan algunas como comer chocolate o consumir cafeína.
  • El peque necesita la presencia de otra persona para poder dormirse. Incluso así, se despertará a lo largo de la noche para comprobar que no está solo.

Pesadillas

El protagonista de las pesadillas es el miedo. Se trata de un estado del sueño que se estructura de forma elaborada con una sensación de intranquilidad. Como consecuencia, el peque se despierta alarmado, con la creencia de que lo que ha soñado es real.

¡Ojo! Estas pesadillas no pueden controlarse, pero los padres pueden favorecer un sueño tranquilo con las técnicas que ya os hemos enseñado.

Terrores nocturnos

Los terrores nocturnos son similares a las pesadillas, pero más intensos. A diferencia de las pesadillas, el niño no recuerda nada cuando se despierta. Sí coinciden ambos trastornos en el resultado: se despierta sobresaltado y, por lo general, llorando mientras grita.

Síndrome de las piernas inquietas

El síndrome de las piernas inquietas consiste en el movimiento continuo de las piernas durante el sueño. Como consecuencia, la calidad del sueño del bebé se reduce considerablemente, lo que puede provocar insomnio o cansancio prolongado.

Este síndrome también puede afectar a otras partes del cuerpo, como el tronco o la cabeza. Por lo general, aparece antes de cumplir el primer año y desaparece con el paso del tiempo.

Síndrome de la apnea-hipopnea del sueño

Este síndrome consiste en un trastorno respiratorio que se da mientras el bebé duerme. Durante el sueño, las vías respiratorias superiores se obstruyen de forma parcial o completa. Para solucionarlo, el procedimiento habitual es la extracción de las amígdalas o hacer que el bebé duerma con una cámara para que pueda respirar con normalidad.