Hasta los 12 meses no se puede ofrecer al bebé leche de vaca ni otras leches pasteurizadas, tan solo la leche materna o las leches de fórmula especialmente diseñadas para niños de esta edad… ¿Por qué no se pueden ofrecer este tipo de leches?

 

¿Por qué la leche de vaca o de cabra es mala para los menores de 12 meses?

 

La leche de vaca o de cabra no es recomendable para los menores de 12 meses debido a que su sistema digestivo aún no está completamente desarrollado para digerir adecuadamente las proteínas y grasas que se encuentran en estas leches pasteurizadas, mayores que en la leche materna o las leches de fórmula adaptadas. Por ejemplo, la leche de vaca tiene tres veces más proteínas que la leche materna, lo que podría dañar los riñones del bebé y causar una sobrecarga renal o alteraciones graves. Esta diferencia es lógica si lo pensamos ya que la leche de vaca se produce para alimentar a terneros de 32 kilos, pero los bebés humanos pesan al nacer 3 kilos.

Además, estas leches no contienen la cantidad adecuada de nutrientes que necesitan los bebés para un crecimiento y desarrollo óptimo. En especial, tiene un contenido en hierro bastante bajo, por lo que si los bebés menores de esta edad estas leches de forma habitual podrían llegar a sufrir anemia ferropénica. El hierro de la leche materna es muy biodisponible, por lo que el bebé absorbe y aprovecha una gran cantidad. El que proviene de la leche de vaca se absorbe peor, por lo que se recibe tan solo un 30% del que contiene.

Por otra parte, la leche de vaca puede provocar en los menores de 12 meses microsangrados a nivel intestinal, lo que aumentaría la anemia. Al ser las proteínas tan diferentes a las que un bebé puede digerir en ese momento, el sistema digestivo puede irritarse y producir estas pequeñas pérdidas de sangre que tampoco son buenas.

Otra de las razones por las que no se debe ofrecer leche de vaca antes de los 12 meses es por su factor alérgeno. No se aconseja ofrecerla hasta que el sistema digestivo del bebé ha madurado lo suficiente como para que no piense que es un alérgeno.

La leche materna es la mejor opción para los bebés hasta los 6 meses de edad, ya que contiene todos los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo, además de anticuerpos que ayudan a protegerlos de enfermedades e infecciones. Si la leche materna no está disponible, se recomienda utilizar fórmulas infantiles específicamente diseñadas para bebés, ya que contienen los nutrientes necesarios en la cantidad y proporción adecuadas para su crecimiento y desarrollo. De 0 a 6 meses se deben usar las leches de inicio y desde los 6 meses se puede pasar a las leches de continuación.

Una vez el bebé cumple los 12 meses puede empezar a tomar leche de vaca o de cabra igual que la que tomamos los adultos, aunque se aconseja seguir durante un año con las leches de crecimiento, que ofrecen muchos beneficios a la salud del peque.

 

Beneficios de las leches de crecimiento para bebés

 

Como decíamos, desde los 12 meses se puede empezar a dar leche de vaca o de cabra al bebé, así como leches vegetales, pero es aconsejable proporcionar de 1 a 3 años leches de crecimiento por los siguientes motivos:

  • Proporcionan nutrientes esenciales: estas leches están fortificadas con nutrientes esenciales como hierro, calcio, vitamina D y ácidos grasos esenciales, como el DHA, que son importantes para el crecimiento y desarrollo del cerebro y el cuerpo del bebé.
  • Contribuyen al desarrollo del sistema inmunológico: también pueden contener prebióticos y probióticos que pueden mejorar la salud digestiva y fortalecer el sistema inmunológico del bebé.
  • Son fáciles de digerir: son fáciles de digerir para los bebés, lo que significa que son menos propensas a causar problemas digestivos, como gases, diarrea o estreñimiento.
  • Satisfacen las necesidades nutricionales específicas: están diseñadas para satisfacer las necesidades nutricionales específicas de los bebés y niños pequeños, lo que significa que pueden ser una buena opción si el bebé no está recibiendo suficientes nutrientes de otros alimentos, algo más habitual en los primeros meses de alimentación complementaria o en niños a los que les cuesta más comer.

Fuente:

Marion G, Venter C. Management of food allergy. In: Leung DYM, Akdis CA, Bacharier LB, et al, eds. Pediatric Allergy: Principles and Practice. 4th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2021:chap 35.

AEP: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/recomendaciones_aep_sobre_alimentacio_n_complementaria_nov2018_v3_final.pdf