Las leches de crecimiento son fórmulas lácteas diseñadas específicamente para niños de entre 1 y 3 años como complemento de su alimentación. Pero debes elegir una leche de calidad y que cumpla una serie de características para que realmente sea mejor para tu bebé que la leche de vaca normal.
¿Qué son las leches de crecimiento?
Estas leches están pensadas para niños de 1 a 3 años. Se diferencian de la leche de vaca convencional porque están fortificadas con nutrientes esenciales que ayudan al desarrollo del niño en esta etapa crucial.
“Con el objetivo de adaptarse mejor a las necesidades de los niños de corta edad, las leches de crecimiento tienen un contenido proteico reducido. También tienen un perfil lipídico modificado, más equilibrado, al incorporar mayor cantidad de ácidos grasos poliinsaturados -como el Omega 3 DHA-, y monoinsaturados, y reducir el contenido de grasa saturada”, Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría.
Características principales de las leches de crecimiento:
– Más hierro para prevenir la anemia ferropénica, frecuente en niños pequeños.
– Más ácidos grasos esenciales, como DHA y ARA, beneficiosos para el desarrollo del cerebro.
– Enriquecidas con calcio, vitamina D, zinc y otros micronutrientes clave.
– Menos proteínas y menos sodio para adaptarse mejor a los riñones inmaduros del niño.
– Prebióticos y probióticos en algunas versiones, para mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmune.
Después de los 3 años, muchos pediatras recomiendan leche de vaca entera en una dieta equilibrada.
¿En qué difieren de la leche de vaca?
La leche de vaca contiene más proteínas y menos hierro que las fórmulas de crecimiento, lo que podría aumentar el riesgo de anemia.
¿Son necesarias las leches de crecimiento?
No son imprescindibles si el niño tiene una alimentación equilibrada con frutas, verduras, proteínas, cereales y lácteos adecuados. Con la leche de vaca normal puede ser suficiente. No obstante, aunque son un poco más caras, los expertos en nutrición infantil como el Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría las recomiendan “como una opción complementaria en la dieta para alcanzar las ingestas recomendadas de nutrientes esenciales en la infancia” que, a veces, puede ser difícil conseguir con la dieta normal, sobre todo en casos de déficit nutricional o problemas con la alimentación.
¿Cómo elegir la mejor leche de crecimiento?
Para elegir una buena leche de crecimiento debes asegurarte de que contiene:
– Hierro: los niños de entre 1 y 3 años necesitan 7 mg de hierro al día para asegurar el desarrollo cerebral. Un bajo nivel de hierro puede causar anemia y problemas de aprendizaje.
– Vitamina D: esencial para tener unos huesos y dientes fuertes ya que la vitamina D favorece la absorción del calcio. También fortalece el sistema inmunitario, los músculos y el sistema nervioso.
– Ácidos grasos omega 3 y omega 6: fundamentales en el desarrollo cognitivo y visual de los niños.
– Proteínas y grasas equilibradas: adaptadas a la edad del bebé.
– Prebióticos o probióticos: para una mejor digestión y favorece el equilibrio de la microbiota intestinal.
– Considera necesidades especiales: si tu bebé tiene alergias o intolerancias alimentarias, como alergia a la proteína de la leche de vaca o intolerancia a la lactosa, consulta con el pediatra para elegir una fórmula adecuada, como las fórmulas hidrolizadas o a base de soja.
¿Qué no debe contener la leche de crecimiento?
1- Azúcares añadidos. Debemos asegurarnos de que la leche de crecimiento escogida no lleve muchos azúcares añadidos para evitar la aparición de caries y problemas de sobrepeso. Evita sacarosa, jarabe de glucosa, jarabe de maíz. La leche de crecimiento debe contener cuanto menos azúcar mejor.
- Sodio o proteínas en exceso. También debes evitar leches con demasiado sodio o proteínas ya que pueden sobrecargar los riñones. Evita más de 200 mg de sodio por cada 100 ml y proteínas en cantidades excesivas. Busca fórmulas con una cantidad equilibrada de proteínas, similar a la leche materna.
- Aceites vegetales no saludables como el aceite de palma en exceso, grasas trans o hidrogenadas. Algunas grasas pueden dificultar la absorción de calcio y afectar la salud cardiovascular. Elige fórmulas con DHA y ARA (ácidos grasos esenciales) para el desarrollo cerebral.
- Aditivos artificiales. Evita colorantes, conservantes, saborizantes artificiales ya que no aportan beneficios nutricionales y algunos pueden generar alergias o intolerancias.
- Caseína en exceso. Las leches con un alto contenido de caseína en relación con la proteína del suero ya que un exceso de caseína puede dificultar la digestión y causar estreñimiento en algunos niños. Una proporción equilibrada entre suero y caseína es ideal para una mejor digestión.
Fuente:
“Leches de crecimiento, una opción complementaria para ayudar a alcanzar las ingestas recomendadas de nutrientes esenciales en el niño pequeño”, del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría, en colaboración con la Federación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y con la Fundación Española de Nutrición (FEN), https://www.aeped.es/sites/default/files/20171016_np_lechecrecimiento.pdf