Cuando los bebés comienzan con la alimentación sólida a partir de los 6 meses, muchos papás y mamás se preguntan si ya pueden añadir en las comidas de sus peques sal y azúcar… Descubre cuándo y cómo se pueden introducir estos ingredientes… si es que se pueden introducir en algún momento.
¿Cuándo se puede ofrecer sal a los bebés?
El sodio, presente en la sal y otros alimentos de forma natural, es un mineral esencial para el funcionamiento del organismo. Sin embargo, al nacer los bebés tienen un sistema renal muy inmaduro, por lo que no pueden procesar grandes cantidades de este mineral. Por eso, tanto la leche materna como de fórmula presentan la cantidad diaria recomendada de sodio para su edad, pero no se puede añadir sal a sus alimentos, ni siquiera al cumplir los 6 meses y comenzar con la alimentación complementaria. Es decir, no se puede añadir nada de sal a sus comidas.
Y tampoco se le pueden ofrecer alimentos procesados no necesarios ya que todos cuentan con unos niveles de sal por encima de lo recomendado para un bebé de esta edad. Si el bebé consume más sal de lo necesario, puede causarle problemas a largo plazo como hipertensión arterial o un colesterol alto.
Sin embargo, al cumplir el primer año sí podemos añadir un poco de sal yodada en la alimentación de nuestro pequeño para asegurarnos de que consume las cantidades recomendadas de yodo, un mineral esencial para el organismo, sobre todo para el correcto funcionamiento de la tiroides. De acuerdo a la Asociación Española de Pediatría, desde el primer año y hasta que cumpla tres, podemos ofrecer unos dos gramos de sal al día, lo que equivale a 0,8 gramos de sodio.
Hay que seguir ofreciendo poca sal al bebé porque sigue teniendo un límite bajo de tolerancia al sodio y, además, entre los 6 y los 24 meses se desarrollan sus papilas gustativas, por lo que si en estos meses le acostumbramos a sabores muy salados, luego necesitará comer con mucha sal, algo muy perjudicial para la salud.
Y, como desde esta edad se recomienda que el pequeño coma lo mismo que el resto de la familia, lo que debemos hacer es cocinar con menos sal para toda la familia, así cuidamos la salud de nuestro hijo y la de todos los demás miembros de la familia ya que el exceso de sal es malo. Si quieres que tus comidas tengan más sabor, no hace falta llenarlas de sal, puedes añadir otras especias como orégano, perejil, pimentón, etc.
¿Y el azúcar? ¿Se puede dar en algún momento a los bebés?
Con el azúcar ocurre todo lo contrario: los bebés no lo necesitan en ningún momento, ni con 6 meses ni con 2 años ni al hacerse mayores. El azúcar añadido es muy perjudicial para la salud y se relaciona con un aumento de obesidad, diabetes tipo 2 y caries.
Y, como decíamos, en estos primeros meses de vida se desarrolla el gusto del bebé por lo que introducir azúcar puede hacer que prefieran alimentos dulces, lo que puede dificultar la aceptación de alimentos más saludables como frutas y verduras.
Por ello, tanto Asociación Española de Pediatría como la OMS recomiendan evitar los azúcares añadidos y libres en la alimentación de niños pequeños (y mejor si siguen sin consumirlo al crecer).
Los azúcares añadidos, a diferencia de los naturales propios de cada alimento, no tienen ningún valor nutricional, es decir, no aportan nada necesario a nuestro organismo y, por el contrario, como decíamos, aumentan el riesgo de sufrir diversas enfermedades.
Por eso, no debemos ofrecer a los niños alimentos con azúcar, ni galletas ni dulces ni ningún alimento procesado que contenga azúcar ya que, lamentablemente, los estudios muestran que los niños consumen hasta 10 veces más azúcar de la cantidad recomendada.
Incluso después del primer año de vida, se recomienda que la cantidad de azúcar añadida se mantenga lo más baja posible. La OMS y la AEP sugieren que los niños menores de 2 años deben evitar completamente el azúcar añadido, y que en niños mayores la ingesta diaria de azúcar añadida no debe exceder el 10% del total de calorías diarias.
Para ello, debemos procurar ofrecerle alimentos caseros elaborados sin azúcar blanco y leer bien las etiquetas de los alimentos que ofrecemos a los peques para saber si son saludables o no.
Y ofrecerle frutas frescas, que contienen azúcares naturales junto con vitaminas, minerales y fibra, mucho más sano e igual de deliciosas.
Fuentes
Asociación Española de Pediatría
Organización Mundial de la Salud