Las rabietas infantiles, también conocidas como “berrinches”, son una parte común del desarrollo de los niños, especialmente entre 1 y 4 años. Estas explosiones emocionales tienen varias causas y es necesario saber cómo manejarlas ya que pueden resultar un tanto agobiantes para los progenitores.

Causas principales de las rabietas infantiles

  1. Desarrollo emocional y control limitado: los niños pequeños aún están aprendiendo a identificar y controlar sus emociones. Al no tener la capacidad cognitiva y verbal para explicar cómo se sienten o lo que necesitan, suelen expresar su frustración mediante gritos o llanto.
  2. Falta de habilidades lingüísticas: del mismo modo, a estas edades el lenguaje en los niños es limitado. Cuando no logran expresar sus necesidades, como hambre, cansancio o incomodidad, se frustran rápidamente y recurren a las rabietas como un medio para comunicarse y lograr lo que necesitan.
  3. squeda de autonomía: entre los dos y los tres años, los niños empiezan a desarrollar un sentido de independencia. Esto lleva a que deseen tomar sus propias decisiones y si sienten que no tienen el control sobre ciertas situaciones, pueden reaccionar con enojo o frustración.
  4. Exceso de estímulos o cansancio: los niños pequeños suelen tener dificultades para manejar estímulos externos, como ruido, luces o la presencia de muchas personas. Además, cuando están cansados, tienen menos capacidad para manejar la frustración, lo cual puede desencadenar rabietas.
  5. Respuesta a límites y reglas: a medida que los padres empiezan a establecer reglas, el niño puede reaccionar negativamente si no consigue lo que quiere. Las rabietas son, en parte, un modo de probar los límites y aprender cómo funciona la dinámica de autoridad y los límites en su entorno. No entienden el concepto de “después”, lo que quieren lo quieren “ya”, y, cuando no lo consiguen, se enfadan.

Por todo ello, la mayoría de las rabietas se producen cuando el niño quiere algo y no se lo damos, cuando quiere seguir en el parque y le decimos que hay que irse a casa, cuando le decimos “no” o cuando está muy cansado y tiene hambre.

Estrategias para manejar las rabietas de los niños

– Evitarlas: sin duda, lo mejor es prevenir, anticiparse a las rabietas y evitarlas. Identifica cuándo suele tener tu hijo este tipo de pataletas y a qué se deben (hambre, sueño, cansancio, negativa…) y, en la medida de lo posible, anticípate a ellas dándole de comer, llevándole a dormir o avisándole con tiempo de que hay que irse del parque en 5 minutos, por ejemplo.

– Mantener la calma: nunca se debe reaccionar con enojo ni gritar o regañar al niño ya que eso solo conseguirá que se ponga más nervioso. Hay que mantener la calma y esperar tranquilos a que se vaya tranquilizando. El niño no se enrabieta a voluntad, lo hace precisamente porque no sabe gestionar sus emociones ni expresarlas de otra forma, así que no debemos enfadarnos con él. No te tomes la rabieta como algo personal. Ten paciencia y respira hondo, no pierdas tú también la calma.

– No ceder: por muy nervioso que se ponga el pequeño, por mucho que grite y patalee, nunca se debe ceder a sus deseos ya que si él detecta que poniéndose así conseguirá lo que quiere, lo hará siempre. Lo que sí puedes hacer es explicarle el porqué de tu negativa o por qué hay que irse ya del parque y darle opciones limitadas sobre el tema en cuestión para que sienta que tiene cierto control sobre la situación (por ejemplo, si el problema es irse a bañar, puedes decirle que puede bañarse ya o esperar 5 minutos, pero que pasado ese tiempo habrá que ir al baño).

Desarrollar habilidades de comunicación: ayudar a los niños a expresar sus sentimientos y necesidades de manera gradual reduce la necesidad de expresar frustración de manera física. Debes fomentar la educación emocional y la gestión de las emociones acompañadas del lenguaje apropiado para que pueda expresar su enfado o ira de otra manera diferente a las rabietas. También puedes darle alternativas para expresarse como dibujar, usar muñecos para representar una situación concreta, etc.

– No dejarle solo: cuando se ponga nervioso y comience la rabieta no debes ignorarle, darle la espalda o dejarle solo en la habitación. El peque quiere calmarse pero no sabe cómo, así que debes permanecer a su lado, procurar que no se haga daño y no atosigarle, dejándole el tiempo que necesite para irse calmando, sin ceder a sus deseos, pero sin dejarle solo.

– No hacerle pasar vergüenza diciéndole cosas como “Todo el mundo te está mirando”, “Estás haciendo el ridículo”, “Pareces un “bebé”… eso solo le enfadará más y es contraproducente para su desarrollo. Hay que mostrar empatía y cariño, se ponga como se ponga.

– Esperar a que el niño se calme para poder hablar con él. Hazle ver que le vas a ignorar mientras siga gritando y llorando y que solo podréis hablar y buscar una solución cuando esté calmado y tranquilo. En cuanto se dé cuenta de que así no consigue nada, se irá calmando ya que lo que realmente busca es tu atención. Una vez se haya calmado, no le regañes, muéstrate contento porque se haya tranquilizado y dile lo feliz que estás de que se haya calmado solito. Eso le hará sentir mejor y sabrá que puede calmarse solo.

– El método del abrazo: a algunos niños les calma que les abraces muy fuerte ya que necesitan sentir tu cariño y comprensión. No obstante, pregúntale antes ya que también hay niños que justo en medio de la rabieta no consienten que nadie les toque y eso les pone más nerviosos. También le puedes acunar o cantar algo que le tranquilice.

Desviar su atención: a veces basta con desviar su atención hacia otra cosa o hacia algo divertido. Si consigues sacarle una sonrisa, parará y se centrará en lo nuevo.

Lo más importante es que no des importancia a las rabietas y que refuerces positivamente aquellos comportamientos apropiados para que, gradualmente, el niño vaya comprendiendo que es mejor portarse de esa forma que montando un berrinche. Y verás como poco a poco va dejando de hacerlo. Sobre todo, paciencia y comprensión.

Fuente:

UNICEF: https://www.unicef.org/uruguay/crianza/primeros-anos/como-manejar-las-rabietas-o-berrinches