La introducción de los sólidos es una parte importante del desarrollo de tu bebé y es un proceso que requiere paciencia.
Tu bebé pasará de una dieta exclusivamente líquida a tomar alimentos en forma de puré primero, luego purés menos líquidos hasta llegar a piezas sólidas como palitos de zanahoria o el brócoli. Tu bebé puede necesitar hasta 8 intentos para aceptar un nuevo sabor o textura, así que no desistas si muestra rechazo las primeras veces. Si comienzas con alimentos sanos, sentarás las bases de una alimentación equilibrada de cara al futuro.
Signos de que tu bebé ya está listo para comenzar con la alimentación complementearia:
- e mantiene sentado solito y aguanta con la cabeza erguida, que puede mover de un lado a otro.
- Domina la coordinación ojo-mano-boca.
- Se lleva objetos a la boca.
- Muestra interés por la comida.
- Sigue con hambre después de sus tomas habituales.
- Pierde interés por la lactancia.
Si tu bebé está en pleno estirón (normalmente sobre los 4 meses), necesitará más energía lo que aumentará su apetito. Pero no lo confundas con un signo de que está listo para empezar con la alimentación complementaria. No debes dar nada que no sea leche a tu bebé durante los cuatro primeros meses, ya que su sistema digestivo no está listo para otro alimento. Una vez que tu bebé cumpla 6 meses, ya deberías puedes introducir los sólidos como complemento a la leche materna. Se trata de un proceso importante porque cuando cumplen su primer año, la leche materna sola no basta para conseguir una dieta equilibrada.
Comienza con purés de verduras
Al principio, tu bebé solo comerá un poco de puré de verduras, así que la leche seguirá siendo su alimento principal.
Si optamos por las verduras para introducir la alimentación, sentamos las bases para una dieta más sana en el futuro. Se aconseja introducir progresivamente toda la variedad de frutas y verduras disponible, evitando las verduras de hoja verde y ancha, como lechuga, acelgas, espinacas…, así como la remolacha o el nabo, por su alto contenido en nitratos. Introduce las verduras de una en una para que se acostumbre a ellas y conozca su sabor y textura.
- Para los bebés que solo se alimentan de leche materna, es importante que tomen alimentos ricos en hierro, brócoli, guisantes y lentejas.
- No añadas nada a estos alimentos (sal y azúcar), al natural es mucho mejor.
- Durante estas comidas, ofrécele también agua o zumo de fruta diluido (1:10) para que esté bien hidratado.
Su primera comida
- Antes de nada, plántate una sonrisa de oreja a oreja para transmitir tranquilidad a tu bebé.
- Empieza con una cantidad muy pequeña de puré en la punta de la cuchara, enséñasela a tu bebé y cuéntale lo que le vas a dar.
- Acerca la cuchara a su boca y mánchale un poco el labio inferior con puré.
- Haz movimientos con la boca como si estuvieras comiendo para animar a tu bebé a que te copie y pruebe el puré.
- A continuación, repite el proceso metiéndole el puré dentro de los labios y después en la lengua.
- Anima a tu bebé a abrir y cerrar la boca diciendo «ahhhh» cuando acerques la cuchara y «mmm» para cerrarla.
Aumenta progresivamente la cantidad de puré mientras tu bebé esté contento, pero para antes de que veas que pierde interés o se enfada.
Aumentar la variedad y las texturas
Cuando tu bebé ya le haya pillado el truco a los purés, ofréceselo cada vez menos pasado y prueba también con alimentos que pueda coger con las manos.
Leche y lácteos
Evita la leche que no sea materna o de fórmula hasta que cumpla un año, ya que lo saciará y no contiene suficientes nutrientes.