Un bebé es prematuro cuando nace antes de la semana 37 de gestación, y las razones pueden ser diversas. En ocasiones, puede ser consecuencia de la edad de la madre: a partir de los 35 años, aumentan las posibilidades de que un bebé nazca antes de lo previsto. Asimismo, también puede influir el hecho de que un embarazo sea múltiple.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), siete de cada 100 niños que nacen son prematuros. Estos siete niños necesitan ser atendidos por los especialistas hasta que cumplen algunas condiciones.

Éstas son, entre otras, que sean capaces de regular ellos mismos su temperatura corporal o que pesen dos kilos, aproximadamente. Por lo general, esto se produce entre las semanas 37 y 40 de edad gestacional, pero depende de las condiciones del bebé al nacer.

No es lo mismo nacer en la semana 24 de gestación que en la 34. Cuanto menor sea su edad gestacional al nacer, más posibilidades de necesitar una incubadora, asistencia respiratoria, nutrición parenteral… Por eso, normalmente permanecen los primeros días o semanas en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) hasta que pueden pasar a planta. Allí podrán recibir la visita de sus padres todo el tiempo posible según su estado de salud, esencial para su desarrollo ya que el contacto con sus padres, especialmente el piel con piel, es fundamental para su desarrollo.

Sea como sea, cuando se da el alta, los cuidados no acaban. Salvo excepciones, un bebé prematuro se desarrollará de la misma forma que un bebé nacido tras 37 semanas de gestación. Sin embargo, estos requieren cuidados específicos y un estricto seguimiento médico, sobre todo durante el primer año. Hoy, os contamos cuáles son estas atenciones.

Características de los bebés prematuros

– Cuanto más pequeño sea al nacer, más grande parecerá su cabeza en relación con el resto del cuerpo y tendrá menos grasa corporal.

– Su piel es más delgada y transparente, por lo que se le pueden ver los vasos sanguíneos bajo la piel.

– Puede nacer todavía con lanugo en la espalda, los brazos y los hombros. Este pelillo suave, como pelusilla, le protege dentro del útero de la humedad del líquido amniótico y se cae en las últimas semanas de gestación.

– Rasgos faciales más marcados y menos redondeados.

– Puede nacer sin la vérnix caseosa (capa protectora cerosa) ya que este no se produce hasta la última etapa del embarazo.

A medida que crezca y coja peso, su aspecto se irá asemejando al de un bebé nacido a término.

Alimentación

La OMS recomienda la alimentación exclusiva de leche materna durante los seis primeros meses de vida. En el caso de los bebés prematuros, es recomendable mantener la lactancia materna durante todo el tiempo que sea posible. Ésta fortalecerá su sistema inmunológico.

Por lo general, un bebé prematuro necesita las tomas con mayor frecuencia (8-10 veces diarias), pues su estómago es más pequeño. Además, es posible que, por su escasa capacidad de succión, necesite más tiempo de lo normal en cada toma. También puede darse que se canse y no vacíe el pecho como debería. Si tiene problemas importantes para succionar, podemos administrarle la leche materna a través de una sonda.

Los bebés se deben alimentar despacio por su mayor riesgo a desarrollar una enterocolitis necrosante, un problema intestinal grave.

Asimismo, hay biberones y tetinas especiales para prematuros que se adaptan a sus necesidades de alimentación.

Si la madre no puede dar leche materna, se le puede alimentar al bebé con leche materna humana pasterizada procedente de un banco de leche.

En el caso de que una madre no pueda o no quiera amamantar al bebé, se le puede ofrecer leche de fórmula enriquecida con nutrientes especiales, ya que los bebés prematuros necesitan más calorías, más proteínas y más nutrientes que los bebés nacidos a término.

Ambiente

Un bebé prematuro tiene menos grasa corporal de lo habitual, por lo que le es más difícil conservar el calor. Por ello, es importante que, durante las primeras semanas, la temperatura de la casa sea superior a los 22ºC normalmente recomendados. De lo contrario, el bebé consumirá calorías para tener la temperatura adecuada, por lo que no ganará peso como debe. La temperatura ideal de la habitación del bebé está entre los 21-24ºC.

Higiene

Los bebés prematuros tienen más posibilidades de sufrir el virus respiratorio sincitial, un virus muy común que da lugar a síntomas leves parecidos a los de un resfriado. No es peligroso, pero, en el caso de los prematuros, sus consecuencias pueden ser más serias.

Por ello, es importante extremar los cuidados higiénicos de los peques. Hay que utilizar pañuelos desechables, desinfectar los juguetes con frecuencia, lavarse las manos antes de coger al bebé y cambiar el pañal cada tres horas, aunque no esté sucio, entre otras medidas.

Asimismo, es recomendable que los bebés prematuros no vayan a la guardería durante el primer año para evitar posibles infecciones. Si el peque tiene hermanitos, es importante que estén en habitaciones separadas y limitar el contacto, especialmente si están enfermos.

Vacunación

En el caso de los bebés prematuros, hay que ser muy estrictos con sus vacunas. Al nacer antes de las 37 semanas de gestación, aumentan las posibilidades de contraer infecciones. Esto se debe a que los anticuerpos que la madre le ha facilitado durante la gestación han sido escasos. Por ello, su sistema inmunológico está menos desarrollado y necesitan más tiempo de lo habitual.

Si queréis más información al respecto, hace poco os hablábamos de la vacunación de los bebés. ¡Todo lo que necesitáis saber está al alcance de un clic!

Sueño

Por lo general, los recién nacidos duermen, aproximadamente, 17 horas diarias. En el caso de los bebés prematuros, estos pueden dormir incluso más horas. ¡No os preocupéis si veis que se pasan la mayor parte del día durmiendo!

Al estar acostumbrados al bullicio y claridad del hospital, es posible que les cueste conciliar el sueño en su cuna. Por ello, es recomendable que, al menos al principio, dejemos la luz encendida y haya un poco de ruido en su habitación, ¡aunque no demasiado! Podemos recurrir, por ejemplo, a una radio que tenga el volumen bajo.

Cuando los coloquemos en la cuna, es importante que lo hagamos boca arriba, a no ser que los médicos nos hayan indicado lo contrario. Además, es imprescindible que no haya juguetes u objetos con los que el bebé pueda asfixiarse.

Paseos

Es recomendable que el bebé no salga de casa durante las primeras semanas, hasta que se adapte al nuevo ambiente. No obstante, si el peque está bien y no hay indicios de que su desarrollo no es el adecuado, no hay problemas en que salga de paseo. Eso sí, ¡siempre con la autorización de su pediatra!

Sea como sea, es importante que, cuando salgamos de paseos, vayamos a lugares poco transitados. Si hay mucha gente a su alrededor, el bebé corre el riesgo de contagiarse.

Control médico

Debido a su situación, un bebé prematuro necesita un seguimiento de medicina más controlado. En cada revisión, se controlan aspectos como su vista, su oído o su sistema nervioso, entre otros. Por ello, es recomendable visitar al médico con frecuencia. ¡No tengamos miedo a parecer pesados! La salud del peque es lo primero.

Por otro lado, si experimentamos alguna anomalía en el comportamiento del neonato, debemos consultar enseguida a su pediatra. Algunos de estos casos son fiebre, llanto continuo, dificultad para respirar o falta de apetito.

Fuentes:

Healthy Children: https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/baby/preemie/Paginas/caring-for-a-premature-baby.aspx

Faros HSJDBCN: https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/bebes-prematuros-necesidades-cuidados-especiales-requieren