La leche de continuación es un tipo de fórmula infantil diseñada para bebés a partir de los 6 meses de edad, cuando comienzan a incluir alimentos sólidos en su dieta. Es diferente de la leche de inicio, que se usa desde el nacimiento, y de la leche de crecimiento, que es para niños mayores de 1 año. Descubre sus características y cómo elegir la mejor para tu peque.

Características principales de la leche de continuación

La leche de continuación es una leche de fórmula que se obtiene a partir de la leche de otros mamíferos, pero modificándola para adaptarla a las necesidades del bebé de 6 a 12 meses. Hasta hace unos años, lo habitual es que se usara leche de vaca, sin embargo, hay otras fuentes totalmente aptas para su desarrollo, como la leche de cabra. Se busca que la leche de continuación se parezca lo más posible a la leche materna y tiene un contenido en proteínas superior a lo que el bebé de 0 a 6 meses puede asimilar.

También tiene un contenido más elevado de hierro, vitaminas y minerales que la leche de inicio, ya que a partir de los 6 meses las reservas de hierro del bebé comienzan a disminuir y hay que incluir más hierro en la dieta del peque a través de la leche y de los alimentos sólidos que comienza a comer.

Contiene proteínas, carbohidratos y grasas adaptadas para las necesidades nutricionales del bebé en esta etapa.

Está diseñada para adaptarse al sistema digestivo en desarrollo del bebé. Puede incluir ácidos grasos esenciales (DHA y ARA), prebióticos y/o probióticos.

Hay que tener en cuenta que esta leche complementa la alimentación sólida, no la sustituye. Si la lactancia materna es posible, sigue siendo la mejor opción. Sin embargo, la leche de continuación se recomienda cuando no se puede amamantar o se opta por un suplemento.

Según el BOE, los requisitos que ha de tener las leches de continuación son los siguientes:

  • La energía que debe aportar es entre 60-70 kcal/100 g – ¿Me puedes decir el link de esta información? No me cuadra con Capricare 2 que tiene 280 kJ por 100 ml. y 66 kcal por 100 ml. Creo que deben ser ML.
  • Las proteínas serán entre 1,6 – 2,6 g/100 ml – Esto tampoco me cuadra, Capricare 2 tiene 1,3 g por 100 ml.
  • Capricare está dentro de los niveles exigidos, si no, no podría comercializarse. Sobre las leches hay normativas que actualizan otras normativas y a veces es un lío. Si no lo tenemos claro, mejor quitamos toda esta información…
  • La grasa será entre 2,8 – 4,2 g/100 ml
  • Glúcidos entre 6,3 – 9,8 g/100 ml

¿Cómo elegir la mejor leche de continuación?

Elegir la mejor leche de continuación requiere considerar varios factores relacionados con las necesidades específicas del bebé y las recomendaciones médicas:

  1. Consulta con el pediatra. Antes de cambiar o elegir una fórmula, consulta con el pediatra. Ellos conocen el historial médico y las necesidades nutricionales de tu hijo y pueden recomendarte la mejor, sobre todo si padece alguna alergia, intolerancia o necesidad especial.
  2. Composición nutricional. Asegúrate de que contiene:

Hierro, ya que es esencial para prevenir la anemia, más habitual desde los 6 meses si no se sigue una dieta rica en hierro.

– DHA y ARA: ácidos grasos importantes para el desarrollo cerebral y visual.

– Prebióticos y probióticos: ayudan a la salud digestiva y al fortalecimiento del sistema inmunológico. Pueden ser añadidos o naturales.

– Vitaminas y Minerales: verifica que tenga un buen equilibrio de vitaminas (A, C, D, E) y minerales como calcio (esencial para los huesos y los dientes) y zinc (que favorece el crecimiento).

– No debe contener jarabe de glucosa, maltodextrinas ni similares.

– Es normal que contengan aceites vegetales como nabina, girasol o palma. Necesitan añadirlos para que se parezcan más a la leche materna. No te preocupes que no son peligrosos ni perjudiciales para el bebé.

  1. Leches especiales. Si tu bebé tiene alergia a las proteínas de la leche de vaca, busca fórmulas especiales como las hidrolizadas o basadas en proteínas de soja (solo bajo recomendación médica). Para bebés con problemas digestivos, considera fórmulas sensibles o parcialmente hidrolizadas. Si tu bebé tiene necesidades específicas (reflujo, alergias, intolerancia a la lactosa), hay fórmulas especiales diseñadas para cada condición.
  2. Fuente de proteínas. La mayoría de las fórmulas usan proteínas derivadas de la leche de vaca, modificadas para facilitar la digestión. No obstante, también son muy aconsejables las fórmulas elaboradas a base de leche de cabra, que son más suaves y recomendables para ciertos bebés. En casos específicos, son necesarias las fórmulas a base de soja.
  3. Reputación de la marca. Opta por marcas reconocidas y aprobadas por autoridades sanitarias, como la FDA, EFSA u otros organismos equivalentes en tu país. Revisa que cumplan con estándares internacionales de seguridad y calidad.
  4. Precio y disponibilidad. Asegúrate de que la fórmula elegida sea accesible y fácil de encontrar en tu área, ya que el bebé dependerá de ella por varios meses.
  5. Preferencias del bebé. Algunos bebés rechazan ciertas fórmulas por el sabor o la textura. En esos casos, consulta con el pediatra para probar alternativas.

Siempre observa cómo reacciona el bebé a la nueva leche (digestión, patrones de sueño, estado de ánimo) y consulta con el pediatra si notas algo inusual.