Con el nacimiento del bebé, la vida de unos padres cambia para siempre. Deben hacer todo lo posible para que el peque crezca sano y feliz, y deben hacerlo desde el primer momento. Todo comienza con el primer llanto del bebé.

Tras el parto, la madre creará un vínculo emocional exclusivo con el nuevo miembro de la familia que ya había comenzado en el embarazo. El padre, por su parte, tendrá que ir creando este vínculo con otra serie de tareas y cuidados. Pero pronto el bebé establecerá la conexión con él.

Además, puede llevar a cabo una serie de labores que faciliten el día a día de todos, y son de vital importancia en la vida del bebé. ¡El papel del papá es imprescindible!

El padre es un apoyo

Es posible que, tras el parto, la madre experimente cambios físicos y hormonales, no siempre favorecedores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión postparto afecta a una de cada seis mujeres. Ésta se caracteriza por una constante tristeza, además de irritabilidad y pérdida de interés por las actividades de disfrute.

Por ello, es de vital importancia que el padre esté a su lado para hacer frente a esta etapa. La compañía y la escucha jugarán un papel fundamental en la “mejora” de la madre. Su apoyo es imprescindible para que el nacimiento del bebé no suponga un motivo de preocupación; ¡todo lo contrario!

Las nuevas bajas de paternidad de 16 semanas permiten que el padre se coja las 6 primeras semanas tras el parto, probablemente las más duras, para poder acompañar al bebé y la mamá en este proceso de puerperio que suele ser más complicado para la madre por los cambios físicos y mentales.

Y las otras 10 se pueden coger cuando mejor venga a la pareja, aunque suelen dejarse para la vuelta al trabajo de la madre, permitiendo al padre pasar muchas semanas cuidando solo al bebé, lo que también fortalecerá su vínculo.

El padre es un pilar

Si el bebé es lactante, se creará un vínculo emocional único entre él y su madre. Dicho vínculo es imprescindible para su desarrollo afectivo y físico, por lo que es importante que se establezca. No obstante, esta situación no excluye al padre. Aunque la lactancia materna es exclusiva de la madre, el padre puede ejercer su labor de padre y crear ese vinculo afectivo.

Desde que el bebé nace, el padre debe involucrarse en su día a día. En este sentido, el contacto físico es fundamental. Un simple gesto como hablarle o cogerlo en sus brazos a diario hará que el peque se acostumbre a su presencia.

Además, el padre puede ser el encargado de realizar otras tareas relacionadas con el cuidado del bebé para fortalecer ese vínculo, como bañarlo, cambiarlo, sacarlo a pasear, darle masajes… El porteo en un fular o mochila portabebés ofrece una oportunidad fantástica de tener al bebé bien cerca para favorecer el contacto físico.

Con ello, la figura paterna será necesaria en su vida. A partir del séptimo mes, comenzará a producirse una “desconexión” entre madre e hijo y, para ese entonces, ya se habrá establecido una relación de confianza entre ambos.

Así, además, el padre sentirá que se involucra en el cuidado del bebé, evitando sentimientos de inseguridad e incertidumbre que pueden surgir en estas primeras semanas.

El padre es un trabajador

Las primeras semanas, la madre estará cansada y necesitará reposo para recuperarse del parto. Durante este tiempo, el padre puede ocuparse de las tareas diarias, las que incumben al cuidado del bebé, de otros hijos si los hubiera y las propias del hogar.

Pasado este periodo, es importante que se opte por un reparto equitativo de las labores domésticas y de los cuidados del bebé; ninguna de las figuras paternales debe sentir que son su absoluta responsabilidad.

El padre es un organizador

Más allá de las tareas del hogar, el padre puede asumir el papel de organizador. Las cuestiones burocráticas pueden ser responsabilidad suya, así como la gestión de las visitas. Es muy posible que sean muchas las personas que quieran dar la bienvenida al nuevo miembro de familia, pero, aunque se trate de un momento de alegría, es imprescindible dar prioridad a las necesidades del bebé y, sobre todo, de la madre.

Con todo, el rol del padre en el postparto, también en la crianza, resulta ser fundamental en el correcto desarrollo de su hijo. Este papel, no obstante, no debe suponer un motivo de agobio. Los padres, aunque no se hable tanto de ello, también tienen instinto paternal y, con éste, sabrán qué es lo mejor para su familia. ¡Sólo hace falta confiar!

Cuidado con los celos

Cuando nace el primer hijo, la pareja pasa de ser solo dos, a ser tres. La madre dedica todo su tiempo al bebé y, como consecuencia, el padre puede sentir celos de la relación que surge entre madre e hijo, sintiéndose desplazado. Estos celos son los que los especialistas en psicología llaman el complejo de Layo.

Esto, sumado a la incertidumbre de no saber qué hacer, puede generar en el padre sentimientos como abandono o rechazo hacia el hijo, que puede causar problemas con la pareja e, incluso, suponer una ruptura. Para evitarlo es fundamental que prime el diálogo entre ambos y que el padre también pueda expresar cómo se siente sin ser juzgado por la madre. Además, hay que intentar sacar tiempo para la pareja, aunque solo sean 5 minutos de charla en la cama antes de dormir.

Como decíamos, el padre es fundamental en la vida del bebé y, cuando pasen los meses y el pequeño no sea tan dependiente de la madre, será más fácil para el padre encontrar su lugar.

Por otro lado, la depresión posparto no es solo cosa de mujeres, aunque por supuesto es más habitual, por lo que hay que tener cuidado también con los sentimientos del padre tras el parto. La presión de la paternidad, los celos, las inseguridades, el sueño, el desgaste de la pareja e incluso alteraciones hormonales que también se producen en el hombre tras el parto puede causar depresión posparto al hombre, un problema que, según un estudio (1) realizado por investigadores de EE UU, afecta a entre un 4 y un 25% de los padres.

En el caso de los hombres, es te problema no se manifiesta con tristeza o cambios de humor, sino con ansiedad y agresividad, dando lugar a discusiones, consumo de alcohol e incluso infidelidad matrimonial.

La depresión posparto es más probable en los hombres cuando la madre también la ha sufrido. Si se detectan estos síntomas se debe acudir cuanto antes a la consulta de un profesional para que no derive en un problema mental mayor.

Fuentes:

(1) Kim, Pilyoung, and James E Swain. “Sad dads: paternal postpartum depression.” Psychiatry (Edgmont (Pa. : Township)) vol. 4,2 (2007): 35-47.

Paulson JF, Bazemore SD. Prenatal and Postpartum Depression in Fathers and Its Association With Maternal Depression: A Meta-analysis. JAMA. 2010;303(19):1961–1969. doi:10.1001/jama.2010.605