Cuando un bebé llega a la familia, y no es el primero, nuestro hijo mayor tiende a experimentar celos. Durante un tiempo, la atención que ha recibido por parte de sus padres ha sido absoluta. Sin embargo, con el nacimiento de un nuevo hijo, la situación en casa cambia. El nuevo miembro de la familia necesita más cuidados y, como consecuencia, el tiempo de dedicación al hijo mayor se reduce.

¿Todos los niños tienen celos?

Los celos de los niños, independientemente de su edad, se caracterizan por un miedo constante a perder a sus padres. Se trata de una fase natural por la que pasan la mayor parte de los hijos, por lo que no debemos preocuparnos. No obstante, sí debemos hacer cuanto esté en nuestras manos para que la llegada del nuevo hijo no suponga un problema a largo plazo.

Cada niño reacciona de una manera diferente, por lo que los celos no siempre se presentan de la misma manera. Algunos niños no quieren ver al nuevo bebé; otros sufren regresiones; y otros se portan de forma más agresiva con su madre, a la que “echan la culpa de todo”. Incluso hay niños que procuran portarse mejor o que muestran una total apatía y falta de interés hacia todo. No todos los niños reaccionan mostrando “odio” al hermano, así que hay que estar muy pendientes de sus reacciones y comportamientos.

Además, los celos pueden causar en el hermano mayor problemas para dormir, pesadillas, problemas de alimentación, lenguaje aniñado… Por eso, debemos actuar cuanto antes, incluso antes de que nazca el hermanito para evitar estos celos en la medida de lo posible.

Consejos para evitar celos entre hermanos

Hoy, os enseñamos cuáles son los pasos más recomendables para que la relación entre hermanos sea óptima. De esta forma, se establecerá entre ellos un vínculo afectivo y el hermano mayor no verá al bebé como un enemigo, sino todo lo contrario. ¡Tomad nota!

Preparación previa

Antes de que nazca el bebé, es importante que concienciemos a nuestro hijo. Si le contamos desde el embarazo que un hermanito va a llegar a la familia, tendrá más tiempo de aceptar los posibles cambios que habrá meses después. Lo ideal es hacerlo en el segundo trimestre para que la espera no sea demasiado larga.

Eso sí, no le digas que podrá jugar con su hermanito, ya que eso no será cierto hasta muchos meses después, lo que podría desilusionarle.

Es imprescindible que nuestro hijo sienta que es parte de esta nueva etapa. Por ello, es recomendable que, durante el embarazo, contemos con él en los momentos importantes: ecografías, nombre del bebé, decoración de la habitación… Así, comenzará a ver el nacimiento de su hermano como un motivo de alegría, y no como un problema.

La llegada del bebé

Cuando vaya a conocer al bebé, es importante que la madre le preste toda la atención posible, hable con él, le explique cosas del nuevo hermano…

Cuando el bebé nazca, es importante que nuestro hijo mayor siga sintiendo que forma parte de esta “fase”. Por este motivo, debemos intentar que sea partícipe de todos los cuidados del bebé. Si le encargamos tareas específicas, se sentirá integrado y, con ello, los celos no serán un motivo de preocupación.

Asimismo, es importante que, en el momento de recibir visitas, los familiares y amigos le presten especial atención. De lo contrario, sentirá que ya no es importante y que el bebé lo ha sustituido. Una buena opción es darle un pequeño regalo.

Una atención sin cambios

El nuevo miembro de la familia necesitará cuidados exclusivos a tiempo completo. Sin embargo, debemos procurar que el hermano mayor no se sienta desplazado. Por ello, es importante que su rutina no se vea muy alterada. Siempre debemos respetar sus horarios, especialmente los del sueño, la comida y el baño.

Para prevenir, es importante que le expliquemos que nuestras vidas se han visto “alteradas” por la llegada del bebé, pero que todo volverá a la normalidad con el tiempo.

Cambios temporales

No siempre depende de nosotros, pero, si es posible, debemos evitar que la llegada del nuevo miembro coincida con momentos importantes en la vida de nuestro primogénito. La suma de nuevas situaciones puede provocar que el hermano mayor se “desestabilice”. Con ello, lo que debe ser una fase común puede convertirse en un motivo de verdadera preocupación.

Sin preferencias

Nunca debemos mostrar preferencia por el bebé, aunque éste necesite más atención. Si lo hacemos, el hermano mayor puede experimentar los naturales celos, pero también tristeza e inseguridad. Como consecuencia, creerá que sus padres ya no lo quieren.

Es importante educar a los dos en igualdad, pero teniendo en cuenta sus diferencias. Cada uno tiene su propia personalidad, que hay que tener en cuenta a la hora de tratarlos.

Como ya hemos comentado, el bebé necesitará cuidados exclusivos. Sin embargo, debemos mostrarle nuestro cariño al hermano mayor en todo momento. Tenemos que encontrar un hueco cada día para estar junto a él, sin la presencia del bebé. Este tiempo, aunque sean cinco minutos, debe ser un momento único de padres e hijo mayor.

¿Y si llama la atención?

Si no para de hacer tonterías, llorar, portarse mal o hacer cualquier cosa posible para llamar vuestra atención, sé paciente. Esto no significa que permitas los malos comportamientos, pero sí que comprendas que están motivados por sus celos. Intenta no regañarle en exceso y hacerle ver que le harás más caso si se porta bien.

Es una forma de llamar tu atención, así que dile que ahora mismo no puedes hacerle caso, pero que, en cuanto pare de gritar y acabes de dar de comer al hermano, jugarás solo con él. Ten paciencia y muéstrale mucho amor, se irá pasando.

Por último, aunque no es lo habitual, si los celos se mantienen más allá de un tiempo prudencial, haciéndose permanentes e incluso pudiendo convertirse en patológicos, requerirían un tratamiento especial de un experto en psicología.