Hace unos años se aconsejaba no dar frutos secos a los bebés hasta los 4 años por el riesgo de alergias y atragantamiento, sin embargo, esta recomendación ha cambiado, al menos en parte…

¿A qué edad empezar a dar frutos secos a los bebés?

Las recomendaciones sobre cómo introducir la alimentación complementaria a los bebés desde los 6 meses han cambiado en los últimos años. Antes, se pensaba que había que retrasar la introducción de alimentos alérgicos para evitar que los bebés desarrollaran alergias alimentarias; sin embargo, los últimos estudios al respecto han mostrado que no solo no sirve para evitar el desarrollo de este tipo de alergias, sino que puede incluso aumentar el riesgo de padecerlas, por lo que los pediatras recomiendan ahora introducir los frutos secos desde los 6 meses, pero eso sí, nunca enteros.

Y es que el riesgo de atragantamiento con este tipo de alimentos sigue vigente por lo que no se deben consumir enteros hasta los 5 años, sino que debes dárselos molidos. Por eso, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda no introducir el consumo de frutos secos enteros en la alimentación del bebé hasta pasada esta edad dado el gran riesgo de asfixia y atragantamiento que existe con estos alimentos, unos de los más peligrosos.

Y es que comer frutos secos puede resultar mortal. Y los menores de 5 años son el grupo que mayores incidentes de atragantamientos sufre debido a la falta de molares que permitan una buena masticación, la tendencia a introducirse objetos en la boca y la falta de coordinación entre la deglución y el cierre de la glotis.

Pero, como decíamos, para evitar la alergia a los frutos secos, una alergia alimentaria que va aumentando con la edad de los pacientes, es mejor introducirlos cuanto antes ya que introducir precozmente los alimentos alergénicos previene la aparición de una alergia alimentaria.

La alergia a los frutos secos es una de las alergias alimentarias más frecuentes en nuestro país (la cuarta con un 25,3 % de los casos) y suele aparecer después de los 3-4 años. La nuez, la avellana y el cacahuete o maní son los que más alergias provocan.

Ya en 2015 un ensayo denominado LEAP (Learning Early about Peanut Allergy) llegó a la conclusión de que la introducción temprana del cacahuete en la dieta (durante el primer año de vida) en niños con alto riesgo de alergia reducía el riesgo de desarrollar esa alergia.

Y otro estudio de 2022 observó que si se incorporaba este alimento a los 6 meses en la población general y a los 4 meses en los bebés con eccemas se lograba reducir hasta en un 77% la alergia a los frutos secos, mientras que si se retrasaba hasta el primer año de vida, la disminución de los alérgicos solo era del 33 %.

Por eso, se ha decidido aconsejar la introducción temprana de los frutos secos, pero siempre con cuidado y ofreciéndoselos al bebé molidos.

¿Qué aportan los frutos secos en la alimentación complementaria?

Los frutos secos (nueces, anacardo, pistachos, avellanas, cacahuetes) son alimentos muy saludables fuente de energía que aportan muchos nutrientes esenciales a la dieta:

– Alto contenido de grasas saludables: son ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que son beneficiosas para la salud cardiovascular. Estas grasas pueden ayudar a reducir el colesterol LDL (colesterol “malo”) y aumentar el colesterol HDL (colesterol “bueno”), lo que disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas.

– Ricos en proteínas vegetales: son una buena fuente de proteínas vegetales, lo que los convierte en una opción ideal para vegetarianos y veganos. La proteína es esencial para la reparación y el crecimiento muscular, y también ayuda a mantenernos llenos y satisfechos.

– Fibra dietética: son ricos en fibra, lo que puede ayudar a promover la salud digestiva y prevenir el estreñimiento. La fibra también puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en la sangre y reducir el riesgo de enfermedades del corazón.

– Fuentes de vitaminas y minerales: contienen una variedad de vitaminas y minerales importantes para la salud, como vitamina E, magnesio, calcio y potasio. Estos nutrientes desempeñan roles clave en funciones corporales como la salud ósea, la función muscular y la función del sistema inmunológico.

Cómo introducir frutos secos en dieta del bebé

Para introducir los frutos secos de manera segura en la dieta del bebé puedes hacerlo moliéndolos y añadiéndolos mediante estas diversas opciones:

– incorporándolos a la leche de fórmula o leche en polvo

– mezclándolos con sus papillas de frutas o verduras

– mezclándolos con yogur natural

– haciendo una crema de cacahuete o de otros frutos secos sin azúcar ni sal y mezclándolo con su leche, su yogur o una tostada

– mezclándolos con la harina con la que vayas a hacer postres caseros como galletas, bizcochos…

– espolvoreándolos sobre la comida que vaya a ingerir so sigue el BLW: pasta, carne, pescado, etc.

En cualquier caso, deberás introducir el nuevo alimento de manera gradual, comenzando con pequeñas cantidades y aumentando la cantidad poco a poco.

Elige siempre frutos secos crudos o tostados, sin adición de sal, azúcar, miel, chocolate o potenciadores de sabor.

Fuentes:

Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP)

Asociación Española de Pediatría (AEP), https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/guia_aep-fm_prevencion_lesiones_infantiles.pdf

George Du Toit, Graham Roberts, Peter H. Sayre, Henry T. Bahnson et al. Randomized Trial of Peanut Consumption in Infants at Risk for Peanut Allergy, 2015, New England Journal of Medicine, https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa1414850

George Du Toit, Graham Roberts, Peter H. Sayre, Henry T. Bahnson et al. Defining the window of opportunity and target populations to prevent peanut allergy. https://www.jacionline.org/article/S0091-6749(22)01656-6/fulltext