Los trastornos visuales son condiciones que afectan la capacidad de ver correctamente. Pueden deberse a problemas en los ojos, el nervio óptico o el cerebro. Descubre cuáles son los más habituales en niños y si podemos hacer algo para evitarlos.
¿Qué entendemos por trastornos visuales?
Los trastornos visuales son alteraciones que afectan la capacidad de ver correctamente. Pueden deberse a problemas en el ojo, el nervio óptico o el cerebro. Estos trastornos pueden ser congénitos (desde el nacimiento) o adquiridos (a lo largo de la vida) y pueden variar en gravedad, desde leves hasta severos.
Síntomas comunes de los trastornos visuales
- Visión borrosa o nublada.
- Dificultad para enfocar objetos cercanos o lejanos.
- Pérdida de la visión periférica o central.
- Destellos de luz o moscas volantes.
- Dificultad para ver en la oscuridad (ceguera nocturna).
- Dolor ocular o enrojecimiento persistente.
- Doble visión.
¿Cuáles son los trastornos visuales más habituales en niños?
1- Errores de refracción:
- Miopía: dificultad para ver objetos lejanos, ya que la imagen se forma delante de la retina y no en ella. Su prevalencia ha aumentado debido al uso prolongado de pantallas y la falta de actividades al aire libre. Afecta al 30 % de la población y se estima que dentro de 30 años afectará a más del 80 % de la misma. Más de seis dioptrías puede implicar la existencia de problemas de retina. Este trastorno suele detectarse en el colegio, cuando tienen problemas para ver lo que está escrito en la pizarra. La miopía puede seguir aumentando hasta los 18 años, momento en el que suele estabilizarse. Sus síntomas principales son entrecerrar los ojos para enfocar lo que está lejos, confundir palabras o personas que están un poco alejadas, dolor de cabeza, etc.
Tratamiento: gafas, lentillas o, en algunos casos, cirugía refractiva (como LASIK).
- Hipermetropía: dificultad para ver objetos cercanos, pero no lejanos ya que la imagen se enfoca por detrás de la retina. Es el defecto refractivo más común en niños y, si no se corrige, puede llevar a otros problemas visuales. Sus síntomas principales son dolor de cabeza, ojos cargados o párpados enrojecidos a consecuencia del esfuerzo. Este problema suele corregirse con el tiempo en la mayoría de los casos. Es normal un pequeño grado de hipermetropía en bebés y niños.
Tratamiento: en el 25 % de los neonatos existe una hipermetropía mayor de 3-4 dioptrías, que suele disminuir rápidamente en el primer año de vida. Se considera fisiológica hasta 2-3 dioptrías. Se corrige con lentes positivas.
- Astigmatismo: visión distorsionada debido a una curvatura irregular de la córnea lo que hace que una parte de las imágenes se enfoque por delante del resto, independientemente si se trata de objetos lejanos o cercanos. Sus síntomas principales son: ver mejor las líneas verticales que las horizontales; girar la cabeza para mirar a algún objeto y ver borroso. Suele estar asociado a la miopía o la hipermetropía.
Tratamiento: un astigmatismo por debajo de 2 D debe considerarse normal antes de los 2 años y de 0,5 D a partir de los 3 años. El astigmatismo se corrige con lentes cilíndricas.
2- Estrabismo: desalineación de los ojos, donde uno o ambos pueden desviarse hacia adentro, afuera, arriba o abajo (bizquera). Afecta aproximadamente al 4% de los niños y, si no se trata, puede conducir a ambliopía. Puede ser un problema de la musculatura del ojo, pudiendo causar ojo vago, ya que el cerebro recibe dos imágenes diferentes y elimina una. También puede estar asociado a miopía o hipermetropía.
Tratamiento: cuando el estrabismo está asociado a miopía o hipermetropía, las gafas pueden ayudar a corregir la desviación de los ojos. En otros casos puede ser necesaria la cirugía.
3- Ambliopía (ojo vago): disminución de la agudeza visual en uno o ambos ojos sin una causa estructural aparente. Se estima que entre un 2 y un 5% de la población infantil la padece. La ambliopía ocurre cuando el cerebro y el ojo no trabajan juntos correctamente, lo que hace que el cerebro favorezca un ojo y reduzca la función del otro. Las causas principales incluyen: estrabismo, ambliopía refractiva (errores de refracción sin corrección), ambliopía privativa o de deprivación (obstrucción visual debido a cataratas, ptosis, cicatrices corneales…). Los niños con ambliopía pueden no mostrar síntomas evidentes. Sin embargo, algunas señales incluyen: visión borrosa, dificultad para ver solo por un ojo, estrabismo, frotarse los ojos o entrecerrarlos, dolor de cabeza, fatiga visual.
Tratamiento: el tratamiento es más efectivo si se inicia temprano, preferiblemente antes de los 6-8 años, cuando el cerebro aún puede corregir la función del ojo afectado. Las opciones incluyen gafas correctivas, parche ocular tapando el ojo sano para forzar a trabajar al ojo débil, gotas de atropina en el ojo sano para estimular el ojo vago, cirugía si hay otros problemas obstructivos asociados, terapia visual (ejercicios para mejorar la coordinación y la percepción visual).
El éxito del tratamiento depende de la edad del niño y de la constancia con la terapia. Si no se trata a tiempo, la ambliopía puede ser irreversible en la edad adulta.
¿Se pueden prevenir los trastornos visuales en niños?
Muchos trastornos visuales en niños pueden prevenirse o detectarse tempranamente con medidas adecuadas, favoreciendo su tratamiento e incluso su corrección en algunos casos. Aunque algunos problemas visuales tienen un componente genético y no pueden evitarse por completo, el diagnóstico precoz y los hábitos saludables pueden reducir el riesgo de que se agraven.
- Controles oftalmológicos regulares. Los primeros se hacen nada más nacer el bebé, pero luego se deben seguir realizando controles en cada revisión y añadir controles más exhaustivos realizados por un profesional de la oftalmología a los 6 meses, alrededor de los 3 años y luego cada 1 o 2 años o antes si el niño presenta síntomas.
- Corrección oportuna de problemas de refracción como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo con gafas adecuadas para evitar el desarrollo de ambliopía (“ojo vago”).
- Proteger los ojos del sol con unas gafas con filtro UV cuando los niños estén al aire libre, al igual que al hacer deportes o actividades de riesgo (ej. ciclismo, natación, laboratorios escolares). Evitar que los niños jueguen con objetos puntiagudos o peligrosos que puedan causar lesiones oculares.
- Reducir el uso de las pantallas. Antes de los 2 años evitarlas por completo y, pasada esta edad, procurar que no pasen más de 2 horas al día frente a pantallas y hacer descansos de 20 segundos cada 20 minutos mirando a 6 metros de distancia (regla 20-20-20). Mantener una distancia mínima de 50 cm al ver pantallas y 60 cm en computadoras.
- Estimular el juego al aire libre y la exposición a la luz natural para reducir el riesgo de miopía.
- Seguir una dieta sana rica en alimentos con vitamina A (zanahorias, espinacas, huevo); omega-3 (pescado azul, semillas de chía, nueces) para la salud de la retina; antioxidantes (frutas y verduras de colores vivos) que protegen la vista.
Fuentes:
American Academy of Pediatrics (AAP) https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/conditions/eyes/Paginas/specific-eye-problems.aspx
M.I. Valls Ferrán, Trastornos de refracción, Pediatría Integral, https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2023-01/trastornos-de-refraccion/
American Academy of Ophthalmology (AAO) www.aao.org