La mastitis es uno de los problemas más comunes en la lactancia, sobre todo en las primeras semanas o tras el destete. Descubre cuáles son sus síntomas, cómo prevenirla y cómo tratarla.

¿Qué es una mastitis? 

La mastitis es una inflamación de la glándula mamaria que se produce por la infección y la obstrucción de uno de los conductos galactóforos. Esta obstrucción suele producirse al verse alterada la flora bacteriana de los conductos por diferentes causas.  

Los síntomas principales de una mastitis son: 

  • enrojecimiento de la piel, a menudo en forma de cuña 
  • hinchazón de los pechos 
  • dolor  
  • engrosamiento del tejido mamario o bulto en la mama 
  • sensibilidad en las mamas 
  • sensación de calor al tacto 
  • la mamá se siente tensa y dura 
  • sensación de quemazón 
  • pinchazos y dolor en el pezón, sobre todo al engancharse el bebé 
  • escalofríos 
  • fiebre 
  • malestar general 

Es una enfermedad habitual, hasta un 10% de las lactantes la padece y, ante el dolor que se experimenta y el desconocimiento del tratamiento, causa del abandono de la lactancia materna en muchos casos.  

¿Por qué aparece la mastitis? 

Como decíamos, la causa de la mastitis es una infección bacteriana causada por la alteración de la flora bacteriana de los conductos de la leche, que se obstruyen. En cuanto al motivo de esta alteración bacteriana, puede deberse a: 

  1. Mal enganche del bebé al pecho, lo que hace que el pecho no se vacíe adecuadamente en cada toma y los restos de leche que quedan en los conductos pueden infectarse.
  2. Aparición de grietas en los pezones: las grietas, comunes también en los primeros días de lactancia, sobre todo si el enganche del bebé no es correcto, son un punto de entrada para las bacterias que pueden causar la infección. 
  3. Reducción drástica del número de tomas: este problema es habitual en el destete si este no se lleva a cabo de manera gradual, haciendo que se acumule mucha leche en los conductos, lo que puede dar lugar a la mastitis. 
  4. Estrés: el estrés y la ansiedad pueden alterar la flora bacteriana de los conductos de leche. 
  5. Nutrición: una dieta inadecuada aumenta el riesgo de padecer mastitis, así como fumar. 

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¿Se puede prevenir la mastitis? 

En la mayoría de los casos se puede prevenir siguiendo una serie de consejos: 

  • La lactancia debe ser a demanda, lo que implica tomas frecuentes y sin control de horarios. Además, se deben alternar los pechos para que vaya vaciando los dos. 
  • Comprueba el enganche del bebé. Su boca deber abarcar el pezón y parte de la aréola y debe estar bien abierta, con su barbilla tocando tu pecho. Las mejillas no deben estar hundidas y se debe escuchar cómo traga.  
  • Asegúrate de que vacía un pecho antes de ofrecerle el otro.  
  • Si los pechos están muy tensos y llenos de leche y el bebé no puede agarrarse bien, vacía un poco la mama con un sacaleches o con la mano. 
  • Si notas un pecho más lleno de leche y el bebé no lo vacía, sácate esa leche extra para evitar la obstrucción. 
  • Aplica calor seco (con un saco de semillas o calentando un paño con la plancha) antes de comenzar cada toma para que la leche fluya mejor, sobre todo si la mama tiene un poco de obstrucción o ingurgitación.  
  • Hazte masajes en el pecho, sobre todo si notas pequeños bultitos de leche acumulada. Los masajes deben ser suaves, antes de cada toma y después de aplicar el calor. Masajea con los dedos desde la periferia hacia el pezón para disolver los bultos.  
  • Después de las tomas, aplica frío, pero nunca directamente sobre la piel. El frío, por su efecto vasoconstrictor y antiinflamatorio, reduce la ingurgitación y alivia el dolor. 
  • Lleva una dieta sana y equilibrada rica en alimentos que mejoran tu sistema inmunológico como las frutas, las verduras, etc.  
  • Bebe mucha agua. 
  • Descansa lo más posible para mantener tu sistema inmunológico fuerte. 
  • Aumenta la frecuencia de las tomas, situando la barbilla del bebé en dirección a la obstrucción. 
  • Usa sujetadores de lactancia que no te aprieten el pecho. 
  • Cuida la higiene de las mamas. Límpiate a menudo con un jabón neutro.  
  • Si tienes grietas, puedes usar cremas para curarlas o aplícate unas gotitas de leche tras la toma. Consulta con tu matrona la conveniencia de usar pezoneras. 

¿Con mastitis se puede dar el pecho al bebé? 

No es que puedas, es que debes dárselo. La mastitis se alivia con el vaciado de los pechos, por lo que es parte del tratamiento. Si bien es cierto que el momento del enganche puede ser muy doloroso cuando se tiene mastitis, el dolor se pasa una vez comienza la toma y te sentirás más aliviada tras esta.  

¿Cómo se trata la mastitis? 

La mastitis es una infección bacteriana, por lo que es necesario el tratamiento con antibióticos. Por lo general, se requieren ciclos de antibiótico de 10 días. Aunque te sientas mejor antes, debes continuar con el medicamento hasta el final. También puedes tomar analgésicos para el dolor y la fiebre. 

No te preocupes por seguir dando el pecho, el profesional de medicina y ginecología te recetará un antibiótico compatible con la lactancia materna. 

Existen probióticos que pueden ayudarte a equilibrar la flora bacteriana y aliviar tanto el dolor como la infección. Consulta con tu médico. 

Además, debes seguir los consejos de aplicación de frío y calor que hemos explicado antes y seguir con la lactancia para ir aliviando los síntomas.  

No tratar la mastitis adecuadamente puede provocar una acumulación de pus (absceso) en la mama. Por lo general, un absceso requiere un drenaje quirúrgico, por lo que hay que comenzar el tratamiento cuanto antes.  

Fuente: 

Guía de lactancia materna, Asociación Española de Pediatría. http://www.aeped.es/sites/default/files/7-guia_baleares_esp.pdf