Tu hijo puede ponértelo muy difícil si es selectivo con la comida y es normal que te preocupes de que no coma suficiente, pero lo mejor es no obsesionarse con lo que ha comido o no ha comido ese día. Es mucho más sencillo y productivo fijarse en lo que ha comido a lo largo de toda la semana.
Es muy habitual que los niños de entre 1 y 2 años rechacen alimentos (¡no estáis solos!) y un montón de padres lo sufren, así que aquí tienes algunos consejos para superar este periodo en el que nada le gusta:
- Ofrécele nuevos alimentos de forma gradual.
- Vuelve a ofrecerle alimentos que haya rechazado porque es probable que sus gustos cambien y a veces necesitan hasta 10 intentos para acostumbrarse.
- Si se empeña en no comer, mantén la calma y retira la comida. Si montas un drama puedes convertir el momento de la comida en algo traumático.
- Predica con el ejemplo, comed todos lo mismo e intenta comer siempre que puedas a la vez que tu hijo.
- No le sobornes ni le obligues a comer, ya que podría traducirse en malos hábitos alimentarios.
- Evita que pique mucho entre horas (con 2 tentempiés saludables al día es suficiente).
- Las porciones pequeñas le resultarán más asequibles y menos abrumadoras, y si se queda con hambre siempre puedes darle más.
- Pídele a alguien a quien tu hijo quiera mucho que venga y coma con él, por ejemplo su abuelo, porque a veces comerá por él.
- Prepara un entorno tranquilo para que coma, cuantas menos distracciones mejor.
Ten paciencia, a lo mejor es que simplemente come lento. Mientras no pierda peso y obtenga los nutrientes necesarios, estará bien.