La comunicación con el bebé es fundamental. Y ya no solo cuando nace, sino cuando reside en el vientre materno. Cuando la madre se pone en contacto por primera vez con el feto a través del habla, este lo recibe, por lo que al nacer se siente preparado para aprender del entorno y a dejarse llevar por la comunicación humana. Entonces, con el paso del tiempo, aprenderá a hablar.

Su capacidad de aprendizaje es asombrosa. Por ello, os mostramos una serie de trucos para enseñarle a hablar, teniendo en cuenta las diferentes etapas de su vida. Tomad nota y disfrutad de estos primeros años de enseñanza.

 En el vientre materno

Aunque no haya dado a luz, el feto recibirá percepciones del exterior. Es un momento idóneo para hablar con el bebé, llamándole de manera cariñosa, acariciando el vientre, e incluso manteniendo una pequeña conversación con él. Recibirá vibraciones que más tarde familiarizará. Y si le cantas, mucho mejor. La música es un estímulo positivo, y si las escucha desde tan temprano, se sentirán más relajados y felices.

Los tres primeros meses de vida

La toma de contacto del bebé con el entorno resulta sorprendente y en varios momentos puede que se sienta saturado de tantos estímulos del exterior.

Durante los tres primeros meses es recomendable hablarle en voz baja, con dulzura y cariño. De esta manera asentará la información de los padres con más facilidad y mantendrá el contacto visual con ellos. Acostumbradle a que os vea sonreír, para que él os devuelva una sonrisa.

Al medio año de vida

Es momento de que el bebé descubra tanto su entorno como su cuerpo. Empezará a jugar y a socializar. Resulta fundamental responder a sus balbuceos y sonidos, para que vea que le están haciendo caso y así favorecer la comunicación.

Responde a sus ruidos variando la entonación de la voz para que te conteste. Por otro lado, juega mucho con él y los sonidos. Los juguetes ruidosos como el sonajero captarán su atención y el bebé los buscará. También es hora de ir explicándole el significado de determinadas cosas de su alrededor con palabras.

Al cumplir el año

El bebé balbuceará y te intentará hacer preguntas con la mirada. Comprenderá diversas frases y situaciones; este último paso precede al habla. Comprenderá visualmente determinadas imágenes y se sentirá aludido cuando digan su nombre.

Es una etapa donde adquiere conocimientos y entiende un no por respuesta. Sabrá tanto su nombre como el de sus padres y ya habrá forjado una confianza férrea con ellos. Este momento es ideal para enseñarle los formalismos del día a día, como saludar o despedirse, o asignar nombres a las cosas. Juega mucho con él y sus juguetes, y ponles voz para que el bebé intente comunicarse con ellos.

A partir de los dos años

La fase de comprensión habrá terminado y poco a poco aprenderá a decir sus primeras palabras. Las repetirá e incluso intentará repetir frases con ellas. La necesidad del bebé de comunicarse resulta fundamental, y si no es comprendido, se sentirá triste o enfadado.

Durante este periodo no hay que corregirle, sino mostrarle que comprendes lo que está intentando decir. Arma frases con él y explícale cosas, considéralo como uno más en la conversación para no sentirse excluido y, sobre todo, sigue jugando y fortaleciendo la relación con este.

Otros consejos

El proceso de aprendizaje resulta apasionante, pero a veces muy complicado. Aquí os dejamos una serie de consejos adicionales para que os sea más fácil enseñar a hablar a vuestro bebé:

● Despierta su interés. Para ello, hay que tener mucha paciencia. Hay que esperar al bebé a que de una respuesta y seguir estimulándole, para así generar confianza y seguridad en él. Mantener la comunicación es la clave.

● Muéstrate partícipe. Comunicarse con él también requiere de un esfuerzo primero de los padres. El contacto visual es fundamental. Comunícate gestualmente con él, cara a cara, ni muy cerca ni muy lejos, para mostrar nuestro interés por hablar con él.

● Respeta los turnos de respuesta. Aunque el bebé no pueda hablar, sí que se comunica con gestos y pequeños balbuceos. Es muy difícil no hacer un monólogo con él, pero hay que hacer un esfuerzo para que este responda cuando hables. Así se acostumbrará en el futuro a mantener una conversación formal y por tiempos con cualquier persona.